Enrique Pinti: “Gasalla no tenía nada que hacer en ShowMatch”

En diálogo con el Diario Perfil por el próximo reestreno del clásico “Esperando la carroza”, de Alejandro Doria, que vuelve a los cines este jueves, Enrique Pinti habla del humor actual, la política, y la polémica salida de Antonio Gasalla de ShowMatch.



—Desde el estreno de “Esperando la carroza” hasta el día de hoy: ¿cómo cambió el humor?
—Creo que todo es relativo. Cuando empezaron las comedias italianas mostrando cuerpos desnudos y palabras fuertes, la gente pensó que iba a pasar y decía que prefería la finura de las películas de Hollywood, pero la verdad es que hoy ambas son clásicas. Creo que a veces, por la historia de la humanidad, el humor se pone áspero, grosero, ríspido y obsceno.
—¿Cuáles son los peligros?
—Confundir el humor con la tontería. Cuando se reduce a la estupidez, a la cargada, a la tomada de pelo, al comentario de la mesa del café del mal barrio, desciende como objetivo y no por el lenguaje. Como el humor desapareció de la televisión la gente cree que ya no existe. Por mi parte soy un defensor, uno existe aunque no esté en la pantalla chica. Tendremos una existencia no masiva, pero vida al fin. Hoy en vez de humoristas se ponen efectos sonoros, que supuestamente incitan a la risa.
—¿Hoy Marcelo Tinelli asumió el papel de humorista?
—Claro, hoy Tinelli es un humorista. Antes los animadores eran como Héctor Coire, Juan Carlos Mareco o Nicolás Mancera, cada uno se corría para que los artistas convocados hicieran humor, así les daban pie a los números de Jorge Luz o Tita Merello. Hoy hay detrás de Tinelli una corte que lo acompaña y también sonidistas que subrayan lo que dice. No existen los guiones de Tato Bores, ni los de Gasalla o Dringue Farías.
—¿Se perdieron los programas políticos en la televisión?
—Hay un periodista opositor como Jorge Lanata que convoca a la excelente Fátima Florez para hacer la caricatura de la Presidenta, pero no es comparable a lo que hacía Tato Bores. El después con sus hijos evolucionó y presentaba ficciones dentro de su propuesta, sin olvidar que sumaba grandes cuadros musicales. Hoy el gusto de la gente se deformó y se cree que eso no interesaría, por eso si uno lleva propuestas así, se te ríen en la cara.
—¿Desapareció el humor político?
—Creo que en parte lo hace Lanata, pero siento que no hay interés, aunque tal vez no existe porque no se lo dan. Es una decisión difícil encararlo, pero existe absoluta libertad. Además hay empresas periodísticas que están en contra del Gobierno y otras que están a favor, por lo cual ambas podrían hacer programas con humor político.
—¿Considerás que Cristina Fernández es la presidenta más criticada?
—Los argentinos siempre creemos que éste fue el peor invierno, o que nunca llovió tanto como en esta primavera. Recuerdo todo lo que le dijeron a Alfonsín o a Menem, yo primero que todos. Creo que a todos los presidentes los han criticado y ellos lo deben saber, pero siempre se sienten los más criticados y los más golpeados. Es como los actores: no podemos quejarnos de una crítica, son las reglas del juego.
—Siendo tan amigo de Antonio Gasalla: ¿te pidió consejo antes de firmar para integrar el jurado de “ShowMatch”? ¿Qué le hubieras dicho?
—Antonio es muy independiente, nunca en la vida pregunta nada. Pero si me lo hubiera preguntado, mi consejo habría sido que ahí no tenía nada que hacer. Pero siempre hay gente mal casada, que uno sabe que se va a equivocar y hay que callar. Antonio es un gran profesional, si se lo hubiera dicho me hubiera contestado: “vos sos vos y yo soy yo”. Cuando la gente me lo comentaba les decía “él sabe lo que hace”. A mí también la gente me cuestionó cuando volví a hacer comedias (Lo que vio el mayordomo y El burgués gentilhombre) porque querían que siguiera con mis monólogos, pero no soy una unidad coronaria para hacer lo que la gente necesita.
—¿Por qué creés que aceptó?
—No lo sé, pero los actores siempre creemos que esto nunca nos va a pasar. Aunque en realidad, hay ciertos aparatos que nos pasan por encima, son las empresas las que manejan este mundo y nosotros sólo somos ahí un tornillo. Antonio me contó que el público lo esperaba en la puerta del teatro para decirle que se fuera de ese jurado, pero él siguió hasta que se dio cuenta que debía irse. No es soberbia, ni omnipotencia, pero creemos que podemos manejar a la realidad, pero a ese nivel no podemos acceder. Ninguno puede decir en su carrera que alguna vez no metió la pata. A todos nos pasó, tres o cuatro veces elegí mal un guión, o el elenco no fue bueno, y no fue por plata, sino por haber creído en un proyecto y que resultó ser equivocado, malo, pero no a propósito.
—¿Integrarías ese jurado?
—¡Ni loco! Estuve en ShowMatch cuando había sketch de humor, allí interpreté, hice de reportero, como insoportable y tanguero, esto lo volvería a hacer. La producción es muy buena y te cuidan mucho. Pero como jurado no iría ni loco. Una vez pensé en ser participante, ya que tan mal no canto, pero me di cuenta que era meterse en el ojo de una tormenta. Después empecé a ver a la Mole Moli y comprendí que la propuesta venía de “cachondeo”, como dicen los españoles. En realidad, uno quiere ser recordado por otros trabajos. A Antonio lo van a recordar por su Mamá Cora en Esperando la carroza y siempre esperemos que se nos recuerde por nuestras buenas actuaciones.
Diario Perfil

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