Ricardo Fort, el chocolatero que cautiva a los televidentes argentinos


Hubiera sido difícil, si no imposible, imaginar en la televisión argentina a un personaje como Ricardo Fort, que exhibe sin pudor sus Rolex, Rolls Royce y Harley Davidson, poco después de la crisis de 2001, cuando la desocupación superaba el 20 por ciento y la ostentación que había acompañado el modelo neoliberal del presidente Carlos Menem (1989-1999) era considerada obscena.

Sin embargo, el mismo país que ahora detenta un crecimiento sostenido gracias a la recuperación industrial y el aumento del consumo parece estar preparado para ver en la pantalla chica durante casi todo el día a este hombre de 41 años hipermusculoso, sobretatuado, rabiosamente bronceado, millonario y verborrágico que decidió vivir su propia fiesta menemista una década después.
El vertiginoso ascenso de Ricardo Fort como estrella mediática comenzó a fines del año pasado, cuando se comenzó a emitir los lunes y miércoles a las 2:00 am “Reality-Fort”, un reality-show mediante el cual el televidente que aún permaneciera despierto a esas horas podía husmear en la intimidad del heredero de una de las fábricas de chocolate más importantes del país, la Felfort, hasta entonces un perfecto desconocido.
Su particular estilo de bon vivant derrochón y parrandero, signado por las fiestas en las playas de Ibiza, las vacaciones en Miami, los autos caros, una novia pulposa y un séquito de guardaespaldas-amigos que orbitan a su alrededor como si se tratara del astro rey logró hechizar a los televidentes.
Sin embargo, quizá una de las cosas que más impactó de Ricardo Fort desde el principio fue su discurso políticamente incorrecto y hasta temerario. En un país en el que los “ricos y famosos” viven aterrados por la fantasía de ser secuestrados, Fort salió a decir que no le alcanzarían tres vidas para gastar todo el dinero que tiene y calificó a Menem como “el mejor presidente de la historia del país” en momentos en que la mayoría de los argentinos apenas se anima a confesar por lo bajo haberlo votado en dos elecciones.
“Vivo en una democracia y la plata que tengo, sea heredada o ganada, fue hecha legalmente durante un siglo de trabajo. Mi plata está muy bien ganada y no tengo por qué esconderla. Esto es una democracia, no un comunismo”, explicó hace poco en entrevista con el diario “Clarín”.
Poco tiempo después, Fort se sumó al programa de televisión más visto de la Argentina, “Showmatch”, conducido por Marcelo Tinelli, donde logró concretar el que confesó era su sueño desde los 20 años: ser famoso.
Participó en los concursos de baile y canto del programa -cantar es su gran pasión y algo que, incluso según sus detractores, no hace tan mal- y comenzó a desfilar por cuanto programa de chismes alumbra la TV argentina, en gran parte gracias a una serie de enfrentamientos mediáticos con otros concursantes y miembros del jurado del show, especialmente su ex novia, la vedette Virginia Gallardo.
Su gravitación en “Showmatch” fue tal y sus apariciones brindaban tantos picos de rating que este año volvió al programa pero no ya como concursante, sino como jurado. Incluso protagonizó sus propios shows dentro del programa como un concurso para buscarle novia, de donde surgió su (ya ex) Erica Mitdank. También concretó sus sueños de artista y estrenó obra de teatro en la célebre calle Corrientes. El título: “Fortuna”.
Con el mismo desparpajo con que mostraba su vida en TV, Fort comenzó a hablar de su pasado, un relato clásico de niño rico triste que buscó bajo el calor de los flashes el que le faltó en su hogar. Nieto del fundador de Felfort, odiaba ir a la fábrica, a la que su estricto padre, hoy día ya fallecido, lo obligaba a ir, sin respetar su verdadero sueño, el de ser artista.
Frustrado, este chocolatero criollo de mandíbula prominente y pectorales esculpidos se fue a probar suerte a su Meca personal, Miami, donde vivió durante 15 años trabajando como modelo y barman mientras su madre le enviaba dinero.
Confesó que tuvo a sus mellizos de seis años, Felipe y Marta, mediante una madre de alquiler en California y habló de la difícil relación con sus dos hermanos, que se encuentran al frente de la empresa familiar. “Jamás pienso que se me va a acabar la plata. Mis hermanos dicen que voy a destruir la empresa pero es todo lo contrario, porque ahora se habla más que nunca”, confesó en el prestigioso ciclo de entrevistas televisivo “Tiene la palabra”.
Junto a su fama, surgieron los rumores acerca de su salud y su sexualidad: que tiene más de una veintena de cirugías (entre ellas un implante de talones para parecer más alto), que en realidad le gustan los hombres y que sus novias permanecen a su lado a cambio de jugosos contratos… todo lo cual es negado tajantemente por Fort.
Hace poco, una de las concursantes del certamen, Amalia Granata, que saltó a la fama por afirmar que había pasado una noche con Robbie Williams, le gritó en cámara: “Tené cuidado conmigo porque a mí no me pagás un sueldo para ser tu novia. Todos sabemos que no sos bien hombre como decís ser”.
Cada tanto, Fort parece cansarse de su alta exposición y pide a los gritos, hablando de sí mismo en tercera persona al igual que el máximo ídolo deportivo del país, Diego Maradona: “¡Paren de hablar de Ricardo Fort!”.
A mediados de año, cansado de las críticas en su contra, renunció incluso fugazmente a “Showmatch” y se recluyó en su casa de Miami. A los pocos días, y tras un encuentro en Estados Unidos con el conductor y productor del programa, regresó con un singular discurso en el que afirmó: “No voy a pedir disculpas por la personalidad que tengo, ni por tomar distancia de todas las cosas horribles que se dijeron. No dejan de hablar de mí ni en mi ausencia. Me nombran hasta en los noticieros. Me gusta que hablen de mí, pues cada vez que me nombran alimentan mi fama. Pero sepan señoras y señores que los ataques duelen y mucho. Y más duele que vengan de personas que creen que la moral es una planta que da moras”.
A principios de la semana pasada, Fort volvió a renunciar al programa de mayor rating de la televisión Argentina debido a la presencia en el plató del actual novio de su ex Virginia Gallardo. ¿Será realmente el fin de la era Fort? Su ex parece tener la respuesta: “¡Que va a renunciar! Fort no va renunciar nada. Este hombre sin televisión se muere”.
Por Astrid Riehn (dpa)

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