A los 84 años, falleció Alfredo Alcón

Murió este viernes (11/04) a las 5 AM en su casa, donde se recuperaba de una cirugía hace 4 meses en el sanatorio La Trinidad. Sufrió una fuerte complicación respiratoria. Se destacó en teatro, cine y televisión. Protagonizó más de 40 largometrajes y era considerado el actor teatral de repertorio más importante de su generación en Argentina. El santo de la espada (1970), sobre la vida de José de San Martín y Martín Fierro (1968), son de sus caracterizaciones más recordadas en cine.


Alfredo Félix Alcón Riesco, conocido como Alfredo Alcón.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- Alfredo Félix Alcón Riesco, tal el verdadero nombre deAlfredo Alcón, falleció este viernes (11/04) a las 5:00 en su casa, donde se recuperaba de una cirugía, tras sufrir una complicación respiratoria. Alcónn protagonizó más de 40 largometrajes. Él había nacido el 03/03/1930 en el barrio porteño de Liniers y fue criado entre ese barrio porteño y Ciudadela (Partido de Tres de Febrero, en Provincia de Buenos Aires).
La noticia de su deceso la confirmó su amigo personal Jorge Vitti.
Su primera película fue "El amor nunca muere" de 1955.
Como actor de teatro él representó personajes de William Shakespeare, Federico García Lorca, Arthur Miller, Tennessee Williams, Henrik Ibsen, Eugene O'Neill y Samuel Beckett.
Falleció a los 84 años por un cáncer de colon en un hospital de la Ciudad.
Hugo Caligaris, del diario La Nación, tuvo una vez el siguiente diálogo con Alcón:
 
"(...) -¿Tuvo vocación de actor desde pequeño?
 
-De chico tenía una inexplicable conducta a la hora de la siesta. Me iba a la azotea de mi casa, en Ciudadela, y hacía una especie de ceremonia, sobre todo si encontraba algún bichito, una abeja muerta... Sé que esto es pan para los psicoanalistas. Pueden interpretarlo como quieran. Ponía el bichito sobre una piedrita. Si había una sábana secándose al sol, me disfrazaba y hacía una especie de ritual fúnebre. Duraba poco, porque siempre mi abuela me estaba buscando. "¿Dónde está el niño...?" Cuando yo le veía el pelo asomándose por la escalera, largaba todo. Después me iba a jugar a la pelota con mis amigos.
 
-¿Había algún artista en su familia?
 
-No, ninguno. Aquello salía de la nada. Esos actos sólo para mí mismo fueron un oscuro inicio de mi carrera. ¿Por qué yo hacía eso? Es un misterio. Tengo la sensación de que si uno trata de descifrar el sentido de algunas cosas que hizo, se le deshacen en la mano. Buscarle sentido a todo hace que se falsee lo vivido. Son impulsos de la naturaleza de cada uno. (...)"
 
El comienzo
 
Con el director Leopoldo Torre Nilsson hizo algunos de sus papeles cinematográficos más memorables, tal como el protagónico ya mencionado de El santo de la espada, La maffia (1972), Los siete locos (1973) —Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín— y Boquitas pintadas (1974) —Concha de Plata y Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián—, basadas las dos últimas en las novelas homónimas de Roberto Arlt y Manuel Puig, respectivamente.
 
------------
 
Alfredo Alcón, entrevista
 
 
------------
 
No pareciera que Alcón fuese extremadamente tímido, introvertido, temeroso. Las apariencias engañan pero lo importante es que él superó esa limitación:
 
"(...) -¿Cómo se explica que siendo tan tímido haya insistido con una profesión que lo iba a poner todos los días frente a su propia timidez?
 
-Es inexplicable. No sé por qué. Supongo que porque de pronto apareció gente que comenzó a tener fe en mí. Yo estaba en Radio Nacional, porque Cunill me había hecho entrar en el elenco del ciclo de teatro Las dos carátulas . Di un examen y quedé, pero para leer el boletín del Mercado de Hacienda. Los grandes papeles en Las dos carátulas los hacían los actores grandes. Yo no era más que un pibe, y tenía que leer las noticias: "Entraron tantas vacas, salieron tantas ovejas". Había que hacerlo con público, y me daba una vergüenza terrible por las chicas. Yo tenía que decir cuánto había que acercar un toro a una vaca para que quedara preñada...
 
-¿Cuántos años tenía entonces?
 
-Y, 16, 17...
 
-¿Allí lo fue a buscar Pepe Cibrián?
 
-Claro, y cuando fue yo me escondí detrás de un piano. Él me mandaba libretos para llevarme a la televisión, pero yo estaba en Radio Nacional y había alcanzado cierta consideración entre los directores de los distintos elencos que había en Las dos carátulas , porque tenía linda voz, buena dicción. Comenzaron a darme papelitos. No eran protagónicos, pero estaban contentos, me consideraban bien. Yo ganaba un sueldito, que era poco pero me alcanzaba. Yo decía: "Con esto ya estoy". Cibrián escuchaba Las dos carátulas , y había gente de nuestro elenco que trabajaba con él en la TV. Comenzó a preguntarles por mí, por ese chico nuevo que había llegado al programa. Comenzó a mandarme papeles, personajes para hacer. Yo contestaba que no: "No, no, aquí estoy bien y yo sé que aquello lo voy a hacer mal. Así que me quedo donde estoy". Ya tenía el futuro dibujado: leer toda la vida el parte agropecuario... (...)".
 
La taquilla
Alcón también fue uno de los protagonistas de la película más taquillera de toda la historia del cine argentino, Nazareno Cruz y el lobo (1975), de Leonardo Favio. Es destacable además por haber protagonizado la aclamada Los inocentes (1964), de Juan Antonio Bardem. Este trabajo le permitió incursionar en el cine español, siendo uno de sus más recordados papeles el que interpretó en En la ciudad sin límites (2002), película de Antonio Hernández ganadora de dos Premios Goya. Incursionó asimismo, y con éxito de crítica y público, en el teatro español así como también en la televisión de España.
El teatro, donde fue su lugar por excelencia, brilló con obras como Final de partida, Filosofía de vida, Los Reyes de la Risa, Rey Lear, Muerte de un viajante, Enrique IV, El gran regreso, Las variaciones Goldberg, Edipo, La tempestad y Los caminos de Federico.

----------------
 
Final de partida, de Samuel Beckett,  con Alfredo Alcón y Joaquín Furriel
 
 
 
---------------
Otro fragmento de la entrevista de Caligaris:
 
"(...) -¿De qué colegas se acuerda mejor usted?
 
-Por supuesto, de Norma (Aleandro), de Juan Carlos Gené, Ernesto Bianco, con quien hice hace muchos años una versión de Hamlet para televisión dirigida por David Stivel. Bianco era un fenómeno raro, de los que sólo se dan con algunas pocas personas. Por ejemplo: usted pruebe mencionar en una reunión en la que haya gente que la haya conocido, cuando se produzca un silencio, el nombre de Delia Garcés. A todo el mundo se le iluminará la cara. A todo el mundo, ¿eh? Es matemático, no es un hecho poético inventado por mí. Y todos competirán para ver quién cuenta algo más lindo de ella. Yo no trabajé con ella, no soy de su época, pero cuando debuté en teatro con Colomba , de Jean Anouilh, junto con Analía Gadé (por esa época no venía nadie a saludarme al camarín), de pronto escucho que golpean la puerta y era Delia, aquel ser de luz, maravilloso, de una belleza y una delicadeza increíbles. Me felicitó, y ahí pude ver hasta qué punto había gente dispuesta a ser generosa conmigo. Gente que no conocía. Como Cibrián: yo no lo conocía. Yo me escondí cuando me dijeron en la radio: "Te está buscando Cibrián; está abajo..." Me escondí en un estudio de Radio Nacional atrás de un piano, contra la pared. Pero un compañero le dijo dónde estaba. Y bueno, corrió el piano y me llevó de prepo a la tele.
 
-¿A quién hubiera querido parecerse de joven?
 
-A Francisco Petrone. Era de una generosidad increíble. Yo había hecho en el cine Un guapo del 900 , que había sido su gran creación en el teatro. En una comida que se había hecho en homenaje a Orestes Caviglia, lo veo en la otra punta del salón, enfocándome con esa mirada dura y esas pestañas lacias que tenía. Yo me quedé duro. Empezó a apartar gente, llegó a mi lado, me puso una mano en el hombro y me dijo: "Pibe, me robaste lo que más quería, pero está en buenas manos". Yo pensé: de esto no me olvido más en mi vida...
 
-¿Por qué piensa que lo han alentado, a pesar del concepto crítico que usted tenía de sí mismo?
 
-Yo tengo una teoría. Mala, pero teoría al fin: yo creo que debo de dar lástima y que por eso la gente me protege. Mi debilidad debe de ser muy visible y por eso los otros quieren protegerme. (...)".

Comentarios

Entradas populares