Gerardo Sofovich: “Estamos viviendo una especie de dictadura”

De vacaciones en Punta del Este como ya es tradición, Gerardo Sofovich (75) analiza la realidad argentina, habla de televisión, inseguridad, Ricardo Darín y política, en esta nota publicada por El Pais de Uruguay.

Sofovich primero se refiere a los últimos hechos de inseguridad que ocurrieron en el balneario uruguayo: “Creo que aumentó el delito, sí. No en las proporciones de Argentina, pero aumentó. Lo bueno es que acá no hay delito violento. Igual Punta del Este es una de las ciudades más lindas del mundo, y mirá que he conocido ciudades balnearias. Hay mucha calidez acá”.

-¿Qué cosas le gusta hacer en Punta del Este y de vacaciones?
-Además de salir a navegar, también organizamos asados con amigos, salidas a comer y un poquitito de casino en el Conrad.

-En un momento de su vida perdió mucho dinero con el juego. ¿Cuánto gasta ahora cada vez que va al casino?
-Yo fui muy exitoso desde muy joven, ganaba mucho dinero pero nunca tenía nada, por culpa del juego. O tenía pero lo iba perdiendo. Recuerdo haber comprado propiedades pero tener que venderlas al tiempo para pagar las deudas del casino. Hasta que reaccioné y dije: ‘esto es una estupidez‘. Ahora no es que tenga un límite para gastar, sino que juego para entretenerme. Mi placer es la adrenalina que da el juego, pero tiene que ser adrenalina, nosufrimiento. Nada más que con salir empatado del casino esa noche me considero un ganador. Y si gano… es orgásmico. Hoy voy a la una de la madrugada y termino a las 4:30.

Sobre otras “adicciones”, el “Ruso” asegura que solo tiene un vicio, el cigarrillo. “A esta altura ya tomé la decisión de no dejarlo yo a él, sino esperar que él me deje a mí. Estoy muy bien de salud. Cumplí 75 años y todavía me tiro a nadar al mar, ando en moto acuática, estoy en excelente estado“, explicó.

-Siempre estuvo rodeado de mujeres. ¿Nunca temió que se transformaran en una adicción?
-(Ríe) Es cierto que he vivido rodeado de mujeres. Pero no soy un adicto a ellas, soy admirador de ellas. He tenido lindas historias. Nunca he hablado de eso porque los caballeros no tienen memoria, y para mí es un axioma a cumplir. Pero como estoy en estos momentos libre, circunstancialmente, puedo admitir que he tenido una vida interesante en ese sentido. Igual nunca perdí la cabeza por las mujeres. Los únicos dos grandes amores de mi vida fueron Carmen y Sofía, mis dos esposas. Lo demás han sido metejones pasajeros.

A pesa de su imagen de tipo recio y rezongón, Sofovich se define como un tipo “de trato cálido”, aunque asegura que “puedo enojarme a veces, pero como cualquier persona lo hace”. Además, indica que tiene solo “cuatro enemigos”.

“Te digo solo uno: Luis Ventura. Hay gente que odia a alguien sin motivo, porque te cayó mal o tiene demasiado éxito para tu gusto. Ese es su caso conmigo. En un ambiente donde el ego tiene tanta importancia el éxito da escozor. Pero en este momento lo estoyprocesando judicialmente. Tengo piel de elefante a esta altura”, subraya.

-¿Cree que la televisión argentina está en una crisis de contenido?
-La televisión argentina se ha vuelto morbosa, sacando honrosas excepciones. Hay una cantidad de programas con panelistas que se dedican a destruirse entre ellos. Es una televisión caníbal. Y me duele mucho verla. Eso también me decidió a tomarme un año sabático. Me considero uno de los creadores de la televisión argentina. Cuando yo empecé no había casi televisores en las casas. Los bares para atraer público compraban un televisor. Así que la he visto crecer y sin falsa modestia he ayudado a que creciera. Pero no me gusta lo que se está haciendo. Espero que haya un golpe de timón. Eso espero.

-En esta crítica, ¿qué tanto tiene que ver lo que algunos llaman la “tinellización” de la TV?
-La influencia de Marcelo (Tinelli) es muy grande en la televisión que tenemos hoy. Creo que Marcelo perdió el rumbo y se ha transformado en un titiritero perverso. Él es mi amigo y sabe que pienso eso. Sin embargo, me volvió a llamar para que forme parte de su jurado. Todo lo que hace él es buscado. Tiene una habilidad muy interesante para losgolpes de timón. Fijate que en un ciclo del Bailando por un Sueño tuvo a toda una familia, con Carmen Barbieri, su hijo, la presunta amante de su exmarido, y hasta el exmarido. Eso es buscar el enfrentamiento de una familia. Yo hace 15 o 20 años tuve el poder que tiene Marcelo en la televisión, pero jamás lo ejercí de esa manera.

-¿Mira televisión actualmente?
-Mucha.

-¿Qué mira?
-Mucha cosa. Miro con placer el humor de Two and a Half Men y The Big Bang Theory.

-¿Y de la televisión argentina, qué programas mira y cuáles le gustan?
-(Piensa durante varios segundos) Me estás haciendo hacer un ejercicio mental y realmente me doy cuenta no tengo algo que me entusiasme o me llene de placer de la televisión argentina. En algunas de las tiras que hacen amigos míos, como (Adrián) Suar y Sebastián Ortega, de pronto me parece remanido el argumento o más de lo mismo, pero sí aprecio las buenas actuaciones y la buena factura técnica que tienen… eso es indiscutible. Tienen una factura técnica impecable, más allá de algunas lagunas en los libretos.

El conductor y productor se define como “un apasionado de la política“, y manifiesta “en estos momentos me genera mucha pena lo que está sucediendo en Argentina“.

“Estamos frente a un gobierno autoritario que con su accionar y manejo se aísla del concierto internacional. Sé, por ejemplo, que somos un dolor de cabeza para ustedes los uruguayos. Y no es bueno que eso suceda. Creo que estamos viviendo una especie de dictadura. Cuando alguien tiene la suma de los poderes públicos, inevitablemente se deforma. El poder deforma y el poder excesivo deforma más todavía“, analiza.

-Hace poco hubo un enfrentamiento mediático entre el actor argentino Ricardo Darín y la presidenta Cristina Fernández, donde el primero se preguntó sobre el aumento de la riqueza de la presidenta…
-(Interrumpe) Es que Darín no hizo otra cosa que plantear una inquietud que tenemos muchos argentinos. Esa es la verdad. Y la presidenta le respondió acudiendo a un recuerdo de un tema legal de él, que en realidad no tiene sentido porque cuando alguien fue sobreseído… ya está.