Marcela Tauro: "Ya no me siento cómoda haciendo chimentos"

 Es difícil encontrar tiempo libre para hacer esta entrevista con Marcela Tauro. La cita con Personajes.tv se cancela varias veces por distintos motivos, entre laborales y familiares. Finalmente se concreta en el rato que tiene entre Intrusos y el programa de C5N, donde trabaja con Eduardo Feinmann. Llega al barcito con su hijo Juan Cruz, de siete años. El nene está excitadísimo, no para de hablar, muestra fotos de su mamá en su celular. "¡Acá está tu novio!", grita. Ella se ríe con vergüenza. "Novio", dice incrédula. "Acabo de cumplir 49 años..."


-Te dicen que no parecés de 49, ¿no? ¿Qué te hiciste?
-Fui durante tres años a lo del doctor Mulberger. Me hice la terapia biológica, unas células que te inyectan en la cola y te dan energía. Después probé la ortomolecular, un suero con plasma rico en plaquetas, que ellos llaman biolift. Todo el mundo lo critica, pero...
-¿A vos te resultó? ¿Te viste mejoras?
-Lo del plasma me dolía mucho, me hacía llorar. Entonces no lo quise hacer más. Hoy noto el resultado. Pero en el momento, no.
-¿Cuál es el resultado?
-Me mejoró la piel. No tengo arrugas de expresión. Me parece que fue por el plasma que me lo hice sólo dos veces y me lo hice en la cara. Ahora voy a lo de Diana Chugri, me hago radiofrecuencia. También mesoterapia para hidratar: eso te estira mucho.
-Igual tu cambio fue más interno que físico. Pasaste de ser una periodista malvada a una mujer que manda bendiciones...
-Tiene que ver con el nacimiento de mi hijo. Estuvimos los dos a punto de morirnos y me volví más espiritual. La gente me mandaba estampitas y vírgenes, me escribía cartitas... Eso me cambió mucho. Y el año pasado, cuando me enfermé de mononucleosis, fue impresionante: me mandaban rosarios, se preocupaban por mí... incluso personas que no conozco o conozco poco. Ahí tomé dimensión de cuánto me quiere la gente.
-¿Por qué creés que pasa eso?
-Porque yo me muestro como soy. No cambié nunca, desde que trabajaba en la revistaGente que soy así.
-¿En qué sentido no cambiaste?
-En la relación con mis colegas. Y eso se transmite también. Cuando uno está creído, el público se da cuenta. Y me parece que me quieren porque soy auténtica. Hasta las mujeres me quieren, Rial dice que es porque opinan como yo.
-Contame de José Luis, tu novio.
-Hace poquito que salgo, pero lo conozco hace mucho.
-¿Te insistió mucho para salir?
-Para salir, no. Fue así: me lo presentó Daniel Ambrosino hace cinco años, en un evento. Y después de ahí, él me empezó a buscar por Facebook, pero yo no tenía. Entonces me rastreó por mail. Como vive en Salta, me dijo que venía para Buenos Aires y me preguntó si podía ir a buscarme a la salida del trabajo. Bueno, fue y me llevó de regalo la virgen de Salta. A partir de ahí, nos hicimos amigos. Pero como yo inhibo a los hombres, por mi carácter, nunca me dijo nada. Y yo lo veía muy chiquito en ese momento.
-¿Cuántos años tiene?
-Tiene 33.
-¿Te sigue pareciendo chiquito?
-No, ahora no. Pero al principio ni se me pasaba por la cabeza, yo estaba recién separada. Y nunca pensé en otra cosa. Eramos amigos y siempre hablábamos. Cada vez que venía a Buenos Aires nos veíamos acá, íbamos a tomar algo.
-¿Y no pasaba nada?
-No, nada. Él estaba con sus parejas, yo con las mías. Siempre estuvimos en momentos clave de la vida. Siempre en contacto.
-¿A qué se dedica él?
-Trabaja para una empresa de seguros de Salta.
-¿No piensa venir a vivir acá?
-Supongo que sí. Es un tema que no lo hablamos todavía. Todo esto surgió hace poco, después de la mononucleosis.
-Fue difícil esa enfermedad, ¿no?
-El día que me lo dijeron me puse a llorar. ¿Cuarenta y cinco días en cama? No voy a poder, pensé. Y después dije: "Me lo tomo con humor porque si voy a estar amargada, no salgo más".
-Pero lo peor fue la recaída.
-Eso fue horrible porque pensé que no salía. No me podía levantar, me sentía cansada. Era espantoso.
-¿Ahí apareció José Luis?
-Sí, era fin de enero. Vino a pasear y ahí fue cuando empezamos.
-¿Se dieron el primer beso?
-No me acuerdo ya. Hubo cosas que nos marcaron y dije, bueno, este tipo está conmigo hace tantos años... Algo tiene que pasar ahí. Yo soy una mina de fe y pienso que las cosas pasan por algo.
-¿Siempre fuiste creyente?
- Sí, era creyente porque mi mamá era muy de ir a misa y todo eso. Pero ahora soy de ver las señales. Entonces pensé "este chico por qué se preocupa tanto, por qué viene, por qué seguimos siendo amigos". Algo pasó... Pensé: "Es un buen pibe, conozco a la familia. Él me conoce a mí también, conoce a mi familia. Sabe que soy una mina sana en un montón de cosas. Sé que es un tipo que no me va a usar. Y bueno, me lo voy a permitir".
-¡Cuántas explicaciones!
- Porque soy muy prejuiciosa.
- ¿Por qué no funcionó tu matrimonio con el papá de tu hijo?
-Me gustaría saberlo.
-¿Nunca lo analizaste?
-Me parece que no aguanté. Tendría que haber tenido más paciencia. ¿Sabés qué me pasó? Después de lo de mi hijo, que nació prematuro, me llevó un año analizar toda esa historia de que estuve en terapia y todo eso. Volví a quedar embarazada y perdí al bebé. Me estalló la cabeza. No lo pude superar.
-¿Te costaba conectarte con tu marido?
-Yo me dediqué al nene. Y después me pasa esto de que pierdo un embarazo...
-¿Vos tomaste la decisión de separarse?
-Eso es de a dos siempre y terminamos bien. Si hubiéramos seguido, terminábamos a las patadas. Ahora tenemos una excelente relación.
-¿Te funciona más vivir con tu mamá?
-Sí, porque puedo irme a trabajar tranquila porque Juan Cruz se queda con ella. Cuando me separé, mudé a mamá conmigo por eso. Antes lo iba a buscar o lo llevaba yo al colegio, ahora, estoy trabajando mucho y se ocupa mi mamá.
-Trabajás mucho, es cierto. Te recuperaste bien de la mononucleosis.
-Fui a un sanador que me sacó el cansancio que tenía. Me lo recomendaron, fui y listo.
-¿Y la medicina tradicional?
-Me dieron una batería de medicamentos, muchas vitaminas, aún sigo tomando. Ahora estoy bien, gracias a Dios.
-¿Cómo te cayó que no te dejaran participar de "Bailando por un sueño"?
-Lloré tres días por eso. Tenía ganas de ir a divertirme. Pero bueno, fue una decisión de América, por esto de las peleas de los canales. Me lo tengo que bancar. ¿Qué voy a hacer? No puedo renunciar a América cuando estuve enferma se portaron re bien. Y yo en el "Bailando", ¿cuánto podría durar? ¿Un mes?
- ¿Cuál de tus trabajos te gusta más?
-Todos, en Intrusos me divierto mucho, es como mi casa. Los sábados con Polino en Radio 10 chusmeamos y nos matamos de la risa. Y ¿sabés lo que estoy disfrutando mucho ahora? El diario, con Feinmann. Armamos un buen equipo. El año pasado recién me estaba adaptando. La pasaba bárbaro, pero por ejemplo, si Chiche Almozny se metía en mi columna, lo tomaba a mal. Una estúpida total. Después cuando descubrí que lo de Chiche era como un juego, terminé íntima amiga de él. Logramos una cosa que no se ve en todos los programas: el compañerismo.
- ¿Seguís teniendo fuentes, gente que te cuenta cosas?
-A veces sí, a veces no. En Intrusos no tengo la presión de tener chimentos. No reniego, pero ya no me siento cómoda haciéndolos.

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