"SOY UN CALENTON"

Teté Coustarot charló con uno de los periodistas más exitosos del momento, Germán Paoloski, que está al frente del noticiero trasnoche de Telefe y "Pura química" por ESPN. Sus comienzos, su presente y su relación con la actriz Sabrina Garciarena. Imperdible.



Germán Paoloski es el conductor de Pura química, por ESPN, ciclo que ya lleva cuatro temporadas. En charla con Teté Coustarot para el Semanario Democracia, con el buen humor que lo caracteriza, reveló parte del secreto de su éxito profesional: “Al aire parezco relajado, pero siempre estoy pendiente de todo, quiero que las cosas salgan bien”.
Incluso reconoció que cuando algo falla suele enojarse. “Soy medio calentón”, confesó. Este equilibrio que logró en los años que lleva trabajando en la televisión lo hizo desarrollar un estilo propio en un género difícil como el del noticiero, y hasta se animó a un formato totalmente distinto: el de “Operación Triunfo, la banda”. De novio con la actriz y modelo Sabrina Garciarena, pretende seguir creciendo pero se lo toma con calma: “Sería un desagradecido si dijera que tengo asignaturas pendientes, estoy muy conforme con lo que logré hasta ahora”.
–¿Tu apellido es el de los conocidos médicos Paoloski?
–Sí, mi papá es médico incluso. Somos familiares, pero no cercanos, no tenemos una relación directa. El apellido se escribe igual.
–¿Por dónde empieza tu contacto con el medio? ¿Veías televisión, te gustaba escuchar la radio?
 –Justamente empieza por ahí: escuchaba radio, miraba televisión, cine, películas; en general siempre me gustaron los medios. Todo eso hizo que, de manera inconsciente, aparecieran las ganas de hacer esta carrera.
–¿Fuiste de visita a alguna radio de chico?
 –Fui. Me gustaba mucho el deporte y fui a ver a Víctor Hugo Morales a Continental. Cuando iba al colegio secundario fuimos a un programa de Chiche Gelblung, creo que en ese momento estaba en Canal 9. Esas fueron las dos únicas veces que tuve un acercamiento directo.
–¿Y ya desde el secundario lo tenías decidido o fue después de terminar?
–Durante el secundario tenía en la cabeza la idea de seguir medicina, de hecho lo pensé hasta quinto año. Cuando se estaba acercando la fecha de inscripción en la facultad, hablé con mi papá y él me dijo que no estudiara medicina por él, sino que hiciera lo que más me gustara. Me preguntó si estaba seguro de querer ser doctor, y ahí no supe qué responder. Me di cuenta de que no estaba para nada seguro. Me aconsejó tomarme un tiempo para pensarlo porque todavía faltaban seis meses para terminar las clases, y en ese lapso decidí ingresar a la carrera de Ciencias de la Comunicación, en la UBA.
–¡Sos de géminis, por supuesto! Cómo no vas a ser así de comunicativo.
–Mi mamá no lo puede creer, siempre me recuerda lo tímido que era, en los actos del colegio no quería participar. Me pasaba algo: era comunicativo, despierto, extrovertido, pero con mi propio grupo de amigos, en mi división. Con los profesores también mantenía una relación cordial, pero no me pasaba con los otros cursos o con gente que no conocía. Por eso no me gustaba estar en los actos, porque me veía todo el colegio; no me gustaba participar.
–Creo que no te gustaba sobresalir; a mí me pasó siempre, incluso hoy en día. No me gusta llamar la atención.
–Sí, eso me pasaba. Después comencé Ciencias de la Comunicación y paralelamente periodismo deportivo. Eso me ayudó mucho porque teníamos mucha práctica.
–¿Ensayabas relatos de fútbol?
–Relatos no, pero sí cómo pararme frente a una cámara, hablar... eso te saca el miedo. Tuve profesores como Fernando Niembro, Marcelo Araujo, Alejandro Fabri... tipos que veía por televisión y que admiraba. Era increíble para mí que ellos me dieran una clase o me tomaran examen.
–¿Dónde empezaste en los medios?
–En radio La Red, como productor.
–Eso es bueno, hiciste todos los trabajos.
–Me ayudó mucho. Trabajaba en las transmisiones de fútbol de los domingos, con Pancho Caldiero y Fernando Niembro. Ahí producía y escribía los resúmenes de las noticias que daba el locutor. Después Fernando me lleva a la producción de su programa, que se llamaba “De una con Niembro”, donde estuve un año hasta que me animé a pedirle salir al aire. Así empecé cubriendo equipos hasta que participé en un casting de Torneos y Competencias para un programa de Telefé que llamaba “El deportivo”. Así empecé en la tele, pero también en los dos ámbitos: adelante de cámara y detrás.
–Tenés la cualidad de estar siempre relajado, algo importante porque todo el mundo sabe que este no es un trabajo relajado; hay que resolver muchas cosas.
–Yo lo estoy, estoy pendiente de todo y soy medio calentón, me gusta que las cosas salgan bien. La imagen que doy de tranquilo y relajado está buenísima, pero no es tan así en realidad.
–¿Para dónde fue tu vida después de ese comienzo?
–Más allá de haber estudiado Ciencias de la Comunicación, el periodismo deportivo me tiró más para ese lado. Después de haber quedado en el casting del programa de Telefé, de comenzar a trabajar en la tele, me vio Juan Cruz Avila, de Torneos, y me ofreció hacer las transmisiones de los partidos de eliminatorias y el Mundial 98 que ya se venía. Durante el año anterior hice toda la eliminatoria con Niembro y Closs para Telefé. No lo podía creer: de productor de radio, al año estaba haciendo reportajes con jugadores de la Selección, viajé a Francia.
–¿Qué te generó eso?
–Sentí que tocaba el cielo con las manos. A mí me apasionaba el fútbol y el deporte en general, me gustaban los medios de comunicación y de repente me encontré interactuando con todo lo que antes miraba y escuchaba; se me dio todo muy rápido. Empecé a trabajar con gente que admiraba profundamente. En el 98 fue medio canal a Francia porque estaba el uno a uno todavía. Eso hizo que se pudiera armar una estructura terrible: estaban Niembro, Closs, Martín Liberman, el equipo, gente de otros programas; y además invitaron a Carlos Bianchi, Héctor Veyra, Oscar Ruggeri. Yo estaba conviviendo con ellos, con gente que admiraba y que me trató muy bien.
– ¿Cómo empezó tu relación con Telefé?
 –Mi relación con Telefé tiene dos partes: la primera fue esta que te conté a través de Torneos y Competencias. La segunda aparece en 2002, año en el cual me llamaron para hacer deportes en el noticiero que estaban armando para las 19 horas, con la conducción de Rodolfo Barili y Cristina Pérez. Antes de eso estaba solo el del mediodía que conducían Jorge Jacobson y Paula Trápani. El que me llamó fue Francisco Mármol, con una idea de armar una estructura informativa mucho más fuerte. Así arranqué y ya llevo 11 años.
– Ahora estás haciendo muchas cosas.
–Empecé radio a la mañana en “Los 40 principales”, de 9 a 14. Son tres programas diarios, y termino muy tarde. Además, yo me involucro en la producción, no es que conduzco y me voy a mi casa. Hay un gasto de energía previo y posterior que se siente, y mucho.
–Cuando charlé con Mex me dijo que “Pura química” le pareció un nombre raro, como si todos en el programa tuvieran que tener química entre sí.
–A mí lo que me pasó fue muy raro porque yo estaba trabajando en Fox, donde estuve 14 años; era mi casa. De repente apareció Agustín Pichot, que es amigo mío, y me dijo que empezaba un programa en ESPN y me quería con él. Me habló, me convenció y me vine. Cuando armamos “Pura química”, porque lo armamos juntos, Mex no estaba incluido en esa primera instancia. Estaba Mariano Zabaleta, José Chatruc, a quien costó convencer al principio; había una mujer, que terminó siendo Laura Azcurra, y en un momento determinado nos faltaba algo: un personaje. Queríamos a alguien divertido, alguien que saliera del molde. Uno de los productores me dijo que conocía del colegio a Mex Urtizberea y a mí me pareció buenísimo. No lo conocía personalmente pero sí todo lo que había hecho. Hicimos una reunión en una heladería me acuerdo, le contamos de qué iba el programa, y Mex nos miraba... cuando terminé de contar dijo: “¿Y a mí para qué me quieren?”. Le expliqué que necesitábamos un toque distinto: yo era periodista, Zabala era tenista, así que con él cubríamos esa cuota. La verdad que se dio algo mágico porque pegamos onda enseguida; nunca hablamos sobre lo que íbamos a hacer, siempre se dio de manera espontánea. El solamente me dijo una cosa: “Tiene que haber conflicto”. La idea era generar una rivalidad entre nosotros, una pica, porque si no, no pasaba nada. Con ese tip arrancamos el programa.
–También has hecho otras cosas en televisión.
–Hice “Operación Triunfo” hace muy poco, pero ahí ya se trató de una disputa fuerte, donde juega mucho el rating. Me sirvió porque quería demostrar y demostrarme que podía conducir otro formato. De todas maneras no es algo que me haya disgustado hacer, pero a mí me gusta hacer otro tipo de programa. Fue algo que tomé como un desafío; fueron cuatro meses, en el verano... por eso decidí ir para adelante, porque me lo pidió especialmente Gustavo Yankelevich, por quien guardo un respeto y un cariño muy especial. No lo dudé.
–¿Alguna asignatura pendiente?
–La verdad, no lo sé. Trato de ir haciendo las cosas que me gustan en la medida de las posibilidades. Estoy muy conforme con lo que he hecho hasta ahora, tanto en mi vida profesional como privada. Estoy contento con eso, muy feliz con Sabrina (Garciarena). Sería desagradecido si dijera que tengo cosas pendientes. Obviamente, me gustaría seguir creciendo, abarcar otros lugares; nunca me gustó quedarme quieto en un lugar: era periodista deportivo, lo sigo siendo, pero después me pude abrir al noticiero, a un programa como “Pura química” que es más un magazine, “Operación Triunfo”. Me gustan los desafíos.
La nota completa la podés encontrar en la edición impresa del Semanario Democracia que ya está en todos los kioscos.

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