Las confesiones de Cacho Castaña

Bajo el título “Más atorrante que nunca”, el ciclo “Secretos Verdaderos” (conducido porLuis Ventura) ofreció esta noche una entrvista imperdible con Cacho Castaña, que habló de todo y de todos en más de una hora y media de entrevista.



A los 6 años empecé a tocar el piano, yo quería ser como Mariano Mores, después de eso hice 4 años conservatorio. La viola llegó después cuando descubrí que podía ganar minas. Laburar no me gustó nunca. Siempre me sentí cómodo en el tango, pero después apareció ‘El club del Clan’ y no encajaba el tango“, relató el autor de Garganta con Arena.
Cacho contó que su padre, que era italiano y talabartero, lo ayudó a meterse en el mundo del espectáculo, ya que cuando era novio de la reconocida actriz “Pochi” Gray ella lepermitió entrar a los teatros y él empezó a vender zapatos y carteras a los artistas.
Sin embargo, fue el recordado Juanito Belmonte quien lo descubrió y le permitió dejar de cantar en cantinas para pasar a la escena grande.
Por supuesto, no obvió el tema del sexo. ”Debuté sexualmente a los 13 años con dos señoritas de 30 años. Estuve como un año con las pibas. De chiquito era encarador, todo me daba lo mismo. Todas las mujeres son distintas, las minas son las que te ganan, vos no ganás a nadie“.
También se refirió a su amor más famoso, Susana Giménez. ”Duró lo que una botella de champagne con Susana, fueron solo siete meses. La conocía porque le había cantado en una película que ella había hecho con Dyango. En ese momento ella estaba con Caballero y no pasó nada, pero siempre me gustó“.
“Lo nuestro empezó cuando estábamos haciendo teatro juntos, en una obra con Perciavalle que se llamaba ‘Estrellas en el mar’. Ella se había separada de Monzón, estaban en un ‘impasse’ como se dice ahora. El primer beso fue entre bambalinas, ella salía de hacer un número, la atraqué y le di un beso. La primera vez fue muy romántico, en Los Troncos, en la casa que ella vivía. Cuando llegó Monzón para su cumpleaños el 29 de enero, tuve que salir de la casa en el baúl de un auto porque me quería matar. Lo mió con Susana fue para vivir un gran amor, pero terminó cuando volvió con Carlos”, recordó el Matador.
El autor, además, se refirió a la complicada relación con Silvia Peyrou, quien le hizo creer que había quedado embarazada de él, aunque más tarde en la Justicia se comprobó que esto no era cierto, por lo que le sacó el apellido al chico, de nombre Santino.
“Descubrí por cartas que le llegaban a ella del verdadero padre, igual yo ya venía sospechando. Es duro pero más duro es que te digan que es tuyo y no es. Ella no quería hacerse el ADN y fuimos a una fiscalía y se descubrió que no era mío. El padre se hizo cargo y todo. Después de eso nunca más hablamos, yo había fantaseado mucho con ser padre, pero cuando nació yo lo acaricié y no sentí un carajo. Fue algo raro“, explicó, melancólico.
Por último, Humberto Vicente Castagna habló de su salud. ”No me quiero morir nunca, quiero vivir 200 años. Sigo fumando porque no me drogo ni tomo, algo hay que hacer. Los mejores viajes son adentro de cuatro paredes, no conozco a nadie que haya escrito un buen tango sin haber tomado mucho whisky. Hubo una época en que me drogué con drogas duras pero te destruye. La dejé porque tuve un Dios aparte, pero no me arrepiento“, concluyó.

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