"YO ME IMPUSE PARA PODER CANTAR ROCK"

Patricia Sosa la rompió en el Luna Park y en el Colón hace unos días y, mientras sigue promocionando su nuevo disco, habló con la revista Ahora. "Sigue siendo muy difícil la participación de la mujer en el mundo del rock", lamentó. Además, se refirió a su faceta actoral, solidaria, a la cumbia y el cuarteto, y a su amor, Oscar Mediavilla.


Referente nacional con reconocimiento mundial. Una de las voces femeninas más potentes de estas tierras se sumó a la de Valeria LynchSandra MihanovichMaría GrañaLucía GalánVirginia TolaMarcela MoreloFabiana CantiloJulia Zenko y María Martha Serra Lima para dar un concierto memorable en el Teatro Colón. 

Con muchos proyectos por delante y feliz por su presente se toma un intervalo entre sus labores para conversar de forma exclusiva con Ahora.

‑¿Cómo viviste la noche de “Las elegidas” en el Teatro Colón? 

‑Fue una cosa que la verdad no puedo describir con palabras. Son sentimientos que se te cruzan. Yo pensé que a esta altura, después de tantas experiencias que he vivido, nunca me iba a pasar algo así. Me temblaba el cuerpo. Fue una cosa maravillosa.

‑¿Volviste a sorprenderte? 

‑Yo elegí ser muy lenta para vivir. Hay dos caminos: uno es salir como profesional, cantar y ya está; y otro es dejarme atravesar por lo que está sucediendo. Entonces me paré y le dije a la gente que me diera un segundo para empezar a cantar. Yo quería detenidamente y fotografiar con la mente ese momento. Y guardarlo en un lugar mío, con mis recuerdos preferidos. Cuando empecé a mirar alrededor se me cruzó como una película toda mi vida.

‑Te remontaste a tus inicios… 

‑Sí, desde la época en que me cargaba los equipos en la década del ochenta cuando íbamos a tocar a pubs. Yo les preguntaba a las pibas, a Sandra (Mihanovich ) y a Fabi (Cantilo): “¿Fue gente al pub?”. Y ellas me decían: “Más o menos” o “Nadie”.

‑Se apoyaban entre ustedes…

‑Es que nosotras crecimos juntas. Me acuerdo de estar de gira con Lucía Galán por España, allá por el año 84. Y después nos mirábamos las dos y pensábamos: “Mirá dónde estamos paradas”. Nos pareció algo muy movilizador y no pude evitar llorar en el escenario. 

‑Te pasó algo similar a lo que les ocurre a los participantes de “Soñando por cantar”…

‑Exactamente, lo mismo. Cuando por ahí pensaba que ya lo pasé, me cacheteó lindo. Quedé muy emocionada. 

‑Y con lo que significa cantar en el Teatro Colón…

‑Sí, y además lo que significa abrirlo al pueblo. La música popular, cuando está bien hecha, es mucha cultura lo que le llega al pueblo.

‑¿Cómo se gestó la idea? 

‑A mí me llamó Avelino Tamargo (legislador porteño) y me dijo que tenían este proyecto. Por supuesto que me anoté. Proyectos hay muchos, pero después no salen. Y empezaron las reuniones, después los ensayos y al final se dio.

‑Vos arrancaste con el rock. ¿Sigue siendo un ambiente machista? 

‑Hoy en día sigue siendo muy difícil la participación de las mujeres en el mundo del rock. Pasa por un tema de imposición. Yo me impuse para poder cantar. Yo fui la primera mujer líder de una banda de rock. Costó pero pude hacer mi camino. 

‑¿Cómo ves a la Argentina como semillero de nuevos talentos? 

‑En el momento que aparecieron las redes sociales, vos podés descubrir talentos en un lugar donde no te lo esperabas. La verdad es que el avance de la tecnología nos favorece, en un punto. El único que no está favorecido es el autor. En mi caso soy cantautora y me beneficia en el hecho de que pueda tener más presentaciones. Pero para los que son autores, ¿qué pasa? Habría que legislar un poquito el tema. 

‑¿De qué forma preparás un show como el que diste en el Luna Park?

‑En un show tan grande como el del Luna Park me preocupo por lo previo. Pero una vez que estoy arriba del escenario me encargo de disfrutar. En este show que pasó grabamos un DVD porque había que registrar lo que se vivió.

‑¿Cómo anda la fundación Pequeños Gestos, que ayuda a los tobas, que presidís? 

‑Muy bien. Estamos terminando de construir la segunda carpintería en El Impenetrable de Chaco. En este momento tenemos a un chico, Leo, internado en la Casa Garrahan. Tenía los dos pies para atrás, pero el equi‑ po del doctor Marcelo, del hospital Elizalde, lo pudo operar y ahora está muy bien, con las correcciones en sus pies. Ellos viven en la selva del Chaco con cuatro palitos y un toldo. 

‑Que situación extrema, distinta a la que se vive en las grandes ciudades… 

‑Por eso yo acá no me enrosco con nada. Porque hay que empezar a ordenar las prioridades. 

‑¿Con ellos te conectás de forma especial? 

‑Me conecto con lo verdaderamente importante. Nosotros sabemos también que no podemos cambiar la realidad, pero ayudamos. Hacer por el otro está bien, no es mucho, pero peor es no hacer nada. La indiferencia es mucho peor. Cualquier cosa que uno haga por el otro está bien. Hasta por ejemplo sacar una botella de la calle para que un automovilista no la pise. Creo que hay que laburar para eso. 

‑Pasando de nuevo a lo artístico, ¿qué es de la vida de Patricia Sosa actriz? 

‑¡Ay, cómo me gusta! Me encanta, me encanta, pero bueno estos años no tuve tiempo. Hice unas películas y me encantó, fui realmente feliz. En este momento no puedo. Además, por ahora, no hay propuestas. Si llega alguna lo analizaré. 

‑¿Cómo ves el espacio que la tele le dedica a la música?

‑Nulo. No hay espacio para ir a tocar. Nosotros utilizamos el escenario de “Soñando por cantar” para mostrar lo nuestro. No sé ahora el living de Susana (Giménez) si llevará músicos. 

‑Y el programa “Pasión de sábado” ¿es una buena propuesta? 

‑Ese es un lugar divino, me parece fantástico. Los nuevos grupos y los consagrados tienen allí un lugar donde exponer sus cosas y decir dónde van a tocar. Lo que pasa es que yo no tengo acceso por la música que hago. 

‑¿Creés que la cumbia o el cuarteto son ritmos marginados? 

‑No, que van a ser marginales si va todo el mundo a verlos. Son ritmos que están en todas las fiestas, son geniales. A mí me divierten mucho. Oscar (Mediavilla) ha hecho discos de La Mona Jiménez y son maravillosos.

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